Buenos días 🙂 Lunes de una semana algo más corta para mí, pero que se presupone muy intensa. Como cada inicio de semana, os voy a compartir mi opinión sobre una de mis recientes lecturas. En este caso, es la segunda vez que leo el libro que, si la primera vez ya me gustó, ahora directamente me ha fascinado. Turno de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde.
El joven Dorian Grey es retratado por su amigo el pintor Basil Hallward. Y a partir de ese momento el cuadro comienza a sufrir una serie de transformaciones, que reflejan los cambios del alma de Dorian Grey. La acción está ambientada en Londres, a finales del siglo XIX. Esta novela de Oscar Wilde está considerada como una de las cumbres de la literatura universal.
Volver a leer El retrato de Dorian Gray ha sido una experiencia reveladora. Ya en la primera lectura me fascinó el ingenio de Wilde y la atmósfera decadente de la obra, pero esta vez me ha gustado incluso más. Oscar Wilde es capaz de explorar las más oscuras pulsiones humanas con una prosa tan exquisita que uno casi olvida el horror que se esconde tras la perfección del rostro de Dorian.
La trama de la novela es, en apariencia, bastante sencilla: un joven encantador, Dorian Gray, queda atrapado por la fascinación de su propia belleza, inmortalizada en un retrato que envejece y se corrompe en su lugar. Sin embargo, lo que hace de esta historia algo tan potente es cómo Wilde aborda la obsesión con la juventud y la belleza, el conflicto entre el placer y la moralidad, y la corrupción del alma. Esta vez me he detenido más en los diálogos, sobre todo en aquellos en los que Lord Henry Wotton despliega su visión cínica de la vida, y he apreciado cómo sus palabras calan profundamente en Dorian, casi como un veneno que se va filtrando poco a poco. El personaje de Lord Henry es fascinante y perturbador a partes iguales, una voz que parece desafiar las convenciones de la sociedad victoriana mientras siembra la semilla de la autodestrucción en Dorian.
Algo que en esta segunda lectura me ha resultado especialmente significativo es la ambigüedad moral de la novela. El autor juega con las fronteras entre el bien y el mal, y nunca nos ofrece una respuesta clara sobre el papel del arte en esa dicotomía. ¿Debe el arte ser moral? ¿O, como defiende Lord Henry, su única obligación es ser hermoso? Estas preguntas quedan en el aire, y como lector, me he encontrado reflexionando sobre ellas mucho después de cerrar el libro.
Además, El retrato de Dorian Gray es una metáfora poderosa de nuestras contradicciones: queremos ser eternamente jóvenes, eternamente hermosos, pero ¿a qué precio?
Otro aspecto que he valorado mucho más en esta relectura es la caracterización de Dorian. La transformación del personaje, desde su inocencia inicial hasta la figura corrupta y atormentada en la que se convierte, es gradual y devastadora. Wilde logra que entendamos y hasta compartamos su fascinación por los placeres superficiales, para después hacernos partícipes del vacío y el horror que ello conlleva. Cada nuevo exceso de Dorian, cada acto de crueldad o indiferencia, está magníficamente narrado, y aunque como lector sabemos o intuimos cómo puede terminar todo, no deja de ser fascinante.
Oscar Wilde nació en 1854 en Dublín (Irlanda) y fue un escritor, poeta y dramaturgo, famoso por su ingenio y su sarcasmo social. Ingresó en la prestigiosa Universidad de Oxford, donde se especializó en el estudio de los clásicos griegos, graduándose con los máximos reconocimientos y distinciones, e incluso ganó varios premios de poesía clásica. Compaginó sus estudios con sus viajes por Europa y la publicación de sus poemas en varios periódicos y revistas. En 1879 decidió establecerse en Londres de manera permanente. Allí se casó, tuvo dos hijos, y empezó a producir sus primeras obras de éxito, los cuentos El fantasma de Canterville (1887), El Príncipe Feliz, El ruiseñor y la rosa (1888); su reconocida novela El retrato de Dorian Gray (1890), así como sus obras teatrales Salomé (1891), El abanico de Lady Windermer (1892), y La importancia de llamarse Ernesto (1895). Entre los años 1887 y 1889 editó la revista femenina Woman’s World. Wilde murió en noviembre de 1900 en París con tan solo 46 años, expuesto a la pobreza y la degradación social a raíz de su condena ejemplar a trabajos forzados por su homosexualidad
El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde es, en definitiva, una obra que invita a mirarnos al espejo y cuestionarnos qué veríamos reflejado si todas nuestras acciones, nuestros deseos y nuestras miserias quedarán expuestos. Wilde, con su aguda crítica social y su pluma llena de ironía, no solo nos cuenta una historia de terror moral, sino que nos desafía a reconocer lo que somos capaces de hacer para mantener nuestras máscaras intactas.
Editor: Austral
Fecha de publicación: 2010
Colección: Narrativa Extranjera
Nº de páginas: 288 págs.
ISBN: 9788467033939
Precio: 10,95€
Comment
Una buenísima reseña. Es un libro que leí hace ya muchos años y que me gustaría releer otra vez. Creo que ahora incluso lo disfrutaría más.
Besotes!!!