Nuestras riquezas de Kaouther Adimi
¡Buenos días! Compré este libro con unas ganas locas de leerlo pero, como me sucede con demasiada frecuencia, lo fui dejando en la estantería. No me olvidaba pero tampoco lo leía. El otro día me lo eché en el bolso. Iba a tener una jornadas de idas y venidas y quería tener algo a mano para leer. Me salvó el día, la tarde y hasta el mes. Me ha gustado mucho Nuestras riquezas de Kaouther Adimi y hoy os cuento mis razones.
En 1935, Edmond Charlot, un joven de veinte años, regresa a Argel desde París con la idea de fundar una librería y una editorial. Su minúscula librería, que bautiza como Las Verdaderas Riquezas, se convierte en lugar de encuentro de aspirantes a escritores y de figuras como Antoine de Saint-Exupéry y André Gide. Allí publica también el primer texto de un autor desconocido: Albert Camus. Pero Charlot ignora que dedicar la vida a los libros no le eximirá de verse zarandeado por los infortunios de la historia: en vísperas de la segunda guerra mundial, una revuelta está a punto de estallar en Argelia. En 2017, Ryad tiene la misma edad que Charlot en sus comienzos, pero a él no le interesa la literatura. Estudiante de ingeniería en París, acepta el encargo de vaciar y repintar una polvorienta librería argelina que su propietario quiere convertir en una buñolería.
No se me olvida mi reto de 2019 que no es otro que dejarme embarcar en lecturas diferentes a lo que siempre suelo leer. No me ha costado decir sí a este libro. Argel, librerías y muchos libros son los principales ingredientes de esta novela en la me he sumergido hace bien poco.
En Nuestras riquezas, la autora nos cuenta la historia de una librería. En Argel, en 1935, Edmond Charlot, va a llevar a cabo su sueño: tener una librería y una pequeña editorial. Puede parecer un sueño difícil de conseguir pero el joven persigue su objetivo y finalmente sube la persiana de Las Verdaderas Riquezas. No es sólo un lugar para vender libros, pronto se convierte en un punto de encuentro entre intelectuales, escritores y curiosos. Sin embargo, la realidad no entiende de sueños y las oportunidades igual que llegan, pasan…Vamos que Charlot tendrá que enfrentarse a más de un problema para salvar su librería.
La historia también nos lleva a 2017. En este año, Ryad, que sólo tiene 27 años, recibe el encargo de vaciar al completo la librería y pintarla. Las instrucciones son claras: tiene que deshacerse de todo lo que hay allí dentro. A priori parece fácil pues Ryad es estudiante de ingeniería y no parece tener ningún interés en los libros. O eso parece.
Pasado y presente se mezclan para contarnos un sueño y una realidad. Una utopía y jarro de agua fría. La historia de Nuestras riquezas bien puede trasladarse a nuestras ciudades y calles e, incluso, podemos ponerle nombre a esta librería que ha desaparecido del mapa en los últimos años. Es triste y revelador a la vez porque sí, nos va a resultar muy familiar lo que vamos a ir descubriendo en el libro.
Sin embargo, Nuestras riquezas de Kaouther Adimi es también una novela que habla, cómo no, del amor a los libros y a la literatura; sobre las ganas de emprender locuras y las oportunidades que muchas veces nos encontramos en la vida sin saber siquiera que nos cambiarán. Si ello le sumamos la prosa de la autora, que me ha encantado, y el paisaje de Argel, que reconozco que me llama poderosamente la atención, nos queda un libro tranquilo, pausado y de deleite. De esos que gusta leer poco a poco y que da pena que se termine. Os suena, ¿verdad?
Sobre su autora, Kaouther Adimi (Argel, 1986), os puedo contar que, como indican en la web de la editorial, vive en París y ha publicado tres novelas: El reverso de los demás (Prix de la Vocation, 2011), Des pierres dans ma poche (2016) y Nuestras riquezas (Prix du Style y Renaudot des Lycéens, 2017).
Como ya habéis podido comprobar, Nuestras riquezas de Kaouther Adimi me ha parecido un relato inspirador lleno de realidad. Esa en la que vemos como las librerías dan paso a grandes cadenas de ropa, alimentación o vete a saber qué. No, no estoy en contra de nada pero sí a favor de las librerías. Las de verdad. Esas en las que la persona que te atiende sabe lo que estás buscando, te ayuda y te aconseja: un librero.
Y sobre eso, sobre el amor a los libros, a las librerías y a las palabras escritas va Nuestras riquezas de Kaouther Adimi, una novela que huele a libros, a hojas, a historias mezcladas con arena del desierto y té. Una propuesta que estoy segura de que os va a sorprender.
¿Os animáis?
Editor: Libros del Asteroide
Fecha de publicación: 2018
Colección: Narrativa Extranjera
Nº de páginas: 224 págs.
ISBN: 9788417007607
Precio: 18,95 €
16 Comments
Pues yo este no lo conocía pero tiene una pinta estupenda y esta editorial además es que selecciona con mimo sus títulos. He leído poco de ellos, pero debería hacerlo más a menudo.
Besos
Sí, para mi es una de las editoriales que son apuesta segura
He leído un par de libros de esta editorial, y ambos me gustaron mucho. Este tiene buena pinta, así que lo pensaré.
Un beso 😉
Yo creo que puede gustarte bastante ¡Ya me dices!
No conocía de nada este libro, pero me tientas muchísimo. Argel, libros y librerías suena fantástico.
Besitos
No sabes lo que me ha gustado tu comentario 🙂
Me encantan los libros sobre librerías, así que me lo llevo apuntado.
Besos
Y a mi me gusta que os gusten los libros sobre librerías (me ha quedado un poco redundante jaja)
La editorial si que la conozco, de oídas porque no tengo ninguna de sus publicaciones y esta me la voy a anotar. Besos
Pues ya verás, si te animas, como te gusta 🙂
Esta editorial me encanta,no suele defraudarme con sus títulos, así que me lo llevo anotado
Besos
Genial, este ya verás como no te defrauda nada 🙂
No lo conocía y tiene muchas cositas para que me guste, así que me lo llevo anotado.
Besotes!!!
Me alegro que te guste la propuesta 🙂
Yo sí, pero no lo apunto, no por nada, si no porque ya lo tenía apuntado. Los libros sobre libros y librerías bien contados son apuesta segura y un placer para el lector. Además el lugar es muy exótico aunque por el periodo histórico se vienen problemas de los gordos.
Jaja vale, entonces te dejo no apuntarlo 🙂